31.5.13

En cuanto caiga la luz, enciende el corazón de poeta, y camina con los versos toda la noche, recorre las brechas del alma hacia el rincón repleto de palpitaciones en el árbol decorado de sueños amorosos llaves de la voz de la aurora. En cuanto caiga la oscuridad, prende el corazón hecho poesía, y recibe el sol manantial de alimento para escribir con sus rayos el brillo eterno de tus palabras en las olas que mantengan el beso del canto: toma el calor del día con todas sus expresiones, no desperdicies el suave aroma, transforma las sombras de aquella melodía en un sinfín de acariciantes tranquilizantes momentos, que invaden hasta las raíces encendidas de victorias; y errante encontrarás la vida conquistada por tus historias y personajes, las calles de tu ciudad, las casas y edificios adornados por la alegría de la esperanza mar infinito, tendrás mil veces la sonrisa reflejada en su rostro. Así nacerá tu poesía, respirando sólo el jardín de las flores, el portento de la armonía, signo y pausa de esa bella fotografía: mil voces en el mundo vivo y en el centro mismo la quietud, milagro que hace entrever el ojo del huracán, amarrando los restos de arena, agua, sol, tierra, cielo, trinos, misterios, ríos y gotas de recuerdos, y sobre todo, un mañana desvistiéndose en la mano zurciendo tu destino.

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